El Bosque de Chapultepec, cambios en un espacio público multidiverso
diciembre 9, 2020Diego Armando Maradona: un mito nacionalista y popular
diciembre 18, 2020Circula un video con varias jugadas del Mundial 86 en que Diego Maradona hace maravillas en el tiempo y el espacio de diversos partidos de fútbol. El Diez desparram rivales y deja a sus compañeros con la pelota servida para convertir goles que, en varios casos, no llegan a serlo por errores increíbles de los receptores. Estas imágenes podrían servir para abonar la hipótesis, seguramente injusta, de que Diego gana por su exclusiva actuación ese Mundial (un Mundial donde Francia tenía a Platini, Inglaterra a Lineker, Brasil a Sócrates y Alemania a Alemania), secundado por un equipo genérico. Esto es parte de su leyenda, de la conformación del mito.
Como todo mito, Maradona supera la especificidad de su talento particular. Con justicia o no se le han atribuido heroicidades diversas que trascienden las efectuadas en las canchas del mundo; desde cruzadas personales contra el poder político y económico a representaciones de los más débiles en distintos conflictos que encontraron un símbolo en el fútbol: la guerra de Malvinas, el sur italiano contra el norte rico y racista (“Benvenuttiall´Italia, africani del nord!”), los cabecitas negras del conurbano bonaerense contra la oligarquía argentina. Y también como atributo del mito, tuvo la particular habilidad de generar expresiones que se incorporaron y perduran en el lenguaje cotidiano: la pelota no se mancha, me cortaron las piernas, te lo pido por la Dalma y la Giannina, el guarango “la tenés adentro”…
Tres localizaciones de distintas zonas de Buenos Aires resumen las resonancias urbanas de la vida del Diez (que seguramente son muchas más y podrán ser objeto de estudios y de una eventual Maradoniada):
[1]Director de la Maestría en Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba y director de la editorial y revista digital Café de las ciudades.
Como todo mito, Maradona supera la especificidad de su talento particular. Con justicia o no se le han atribuido heroicidades diversas que trascienden las efectuadas en las canchas del mundo; desde cruzadas personales contra el poder político y económico a representaciones de los más débiles en distintos conflictos que encontraron un símbolo en el fútbol: la guerra de Malvinas, el sur italiano contra el norte rico y racista (“Benvenuttiall´Italia, africani del nord!”), los cabecitas negras del conurbano bonaerense contra la oligarquía argentina. Y también como atributo del mito, tuvo la particular habilidad de generar expresiones que se incorporaron y perduran en el lenguaje cotidiano: la pelota no se mancha, me cortaron las piernas, te lo pido por la Dalma y la Giannina, el guarango “la tenés adentro”…
Tres localizaciones de distintas zonas de Buenos Aires resumen las resonancias urbanas de la vida del Diez (que seguramente son muchas más y podrán ser objeto de estudios y de una eventual Maradoniada):
- Su infancia en Villa Fiorito, asentamiento popular contaminado y pobre del sur de la metrópolis de Buenos Aires.
- La esquina de Habana y Segurola, en el cordial y agradable barrio porteño de Villa Devoto, en la ciudad abierta y consolidada, la del ascenso social, donde vivió unos años y en la que invitó a pelear a un futbolista que lo había desafiado después de un partido en los 90.
- La desangelada privatopía de la urbanización cerrada Nordelta, donde lo llevan quienes lo rodearon en sus últimos meses y muere el 25 de noviembre de 2020.
[1]Director de la Maestría en Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba y director de la editorial y revista digital Café de las ciudades.